domingo, 25 de marzo de 2018

Montealegre contra el Externado



Uno de los motivos de orgullo en mi vida es haberme graduado de la gloriosa Universidad Externado de Colombia, posiblemente la única casa de estudios —y posiblemente también la única institución— del país que desde su fundación y como parte de sus principios rectores encarna el espíritu de la Ilustración, y la consecuente emancipación del ser humano de los grilletes de la ignorancia y el servilismo.

No creo que la Universidad sea perfecta aunque sí es, de lejos, lo mejor que le ha podido ocurrir a Colombia. Un oasis de civilización y cultura en un desierto de barbarismo. Y cuando ese barbarismo intenta tragarse lo poco rescatable del país, yo no puedo quedarme callado. Y de eso va esta entrada: desde hace unas semanas, el exfiscal General de la Nación Eduardo Montealegre está saboteando a la Universidad en su cruzada personal contra el actual Rector, el doctor Juan Carlos Henao.

De entrada advierto que Montealegre se equivoca. Los estatutos de la Universidad Externado de Colombia ya fueron revisados por la Corte Constitucional, en la sentencia T-515 de 1992 y esta no halló ninguna irregularidad. Para completar, el actuar de la Universidad y sus directivas siempre ha estado en consonancia con la jurisprudencia sobre autonomía universitaria.

Antecedentes


Cuando iba a terminar su período como Fiscal General, Montealegre se perfilaba como embajador de Colombia en Alemania, y quería que el Externado le ayudara a sostenerse con la bicoca de casi 9 millones de pesos al mes pues, como todos sabemos, ser Embajador paga una miseria, y los diplomáticos —pobrecitos ellos— necesitan rebuscarse fuentes alternativas de ingresos. ¡Una vida llena de sacrificios!

Henao, cuyo trabajo es velar por la Universidad, ni siquiera se negó a ayudar a Montealegre; sólo le dijo que no iban a poder ser 9 millones de pesos al mes, que sería menos. Por esa decisión, Montealegre montó en cólera, hizo una pataleta, renunció a su cargo como profesor, le retiró la palabra al Rector, y —al mejor estilo de antagonista de novela— juró no descansar hasta conseguir su venganza. Ahora, a la vuelta de unos años y cuando se acerca la reelección de Henao, Montealegre, que ya no está vinculado a la Universidad, presentó un derecho de petición con exigencias absurdasbásicamente quiere que se elija un nuevo Consejo Directivo (!), que la Universidad modifique sus estatutos (!!), y, entre tanto, que se congele el proceso de reelección de Henao.

Montealegre tiene un historial, cuando menos, cuestionable, y esta no sería la primera vez que su avaricia desmedida lo ha llevado a jugar con el dinero ajeno. Basta con mirar su desastroso paso por la Fiscalía — el tipo se comió el presupuesto de la Universidad de la Fiscalía y encargó un fraude millonario a Natalia Springer con unos supuestos estudios que igual no pensaba usar porque suspendió las investigaciones contra el grupo terrorista objeto del 'estudio'.

Y fue este tipo el que tuvo el descaro de ir a la Universidad que produce a los mejores juristas del país a decirles que sus estatutos han sido inconstitucionales durante 15 años; algo que, no le molestaba cuando vivía el doctor Hinestrosa y la Universidad le pagaba los jugosos viáticos de 'investigador'. Curiosamente, esa preocupación apareció cuando se acerca la reelección de quien le dijo que sólo le daría para los dulces mientras era Embajador.

Equivocados


La cosa no paró ahí. Unos días después, al Externado llegó un segundo derecho de petición calcado del primero, firmado por 20 personas, todas las cuales fueron beneficiarias directas de la Fiscalía de Montealegre, con la excepción de José Fernando Flórez, abogado externadista, investigador y columnista de El Tiempo. (Full disclosure: conozco a José Fernando —incluso lo he llamado amigo— y aunque puedo estar en desacuerdo con él en muchas cosas, como en este caso o en el tema de Peñalosa, tengo la convicción de que él no actúa de mala fe.) Sin embargo, Flórez es bastante cercano al profesor de Derecho Constitucional Néstor Osuna, quien también firmó el segundo derecho de petición y debe en buena parte su elección como magistrado del Consejo Superior de la Judicatura a Montealegre. (Full disclosure: Osuna fue mi profesor de I de Derecho Constitucional; yo incluso celebré cuando fue elegido al Consejo Superior de la Judicatura — en retrospectiva, tal vez me apresuré a festejar en aquella ocasión.)



Nadie todavía ha podido explicar por qué personas que fueron subalternos de Montealegre en la Fiscalía, o su esposa, firmaron el segundo derecho de petición, ni qué pitos les importa lo que haga el Consejo Directivo de la Universidad, o lo que dicen sus estatutos.

Tampoco se explica por qué periodistas que nada que ver, como Laura Gil, Darcy Quinn, o Mauricio Arroyave, se ponen a disparar opiniones infundadas sobre cómo debería funcionar la Universidad, y salir con el chorrado de babas de que es una preocupación legítima sobre el carácter democrático que debe regir en una universidad. Curiosamente, en ninguno de los medios donde trabajan ha habido una nota sobre los consejos directivos de las universidades en general, ni sobre los estatutos de las universidades privadas, ni sobre cuántos años lleva el rector de Los Andes, o el de El Rosario, o el de la Javeriana. Es que sólo fue hasta ahora, cuando Montealegre sabotea la Universidad para vengarse del Rector que protegió las arcas de la misma, que les picó la curiosidad de cómo hace las cosas esta universidad privada en particular. ¡Vaya, es que alucino con tremenda coincidencia!

A todas estas abnegadas preocupaciones por el carácter democrático de mi alma máter se ha sumado el docente externadista, experto en Derecho Procesal y columnista Ramiro Bejarano, quien sólo hasta ahora vino a caer en cuenta del aparentemente horrible funcionamiento interno de las directivas de la U. En vista de que Bejarano ha sido un defensor sistemático del laicismo y que su relación con Henao parecía cordial y amistosa hace unos años —tan cercana como para hacerle una entrevista en la que llama a la pareja de Henao por su nombre de pila y menciona a su "hermosa familia"—, creo que merece darle el beneficio de la duda sobre sus motivaciones: es posible que Bejarano tenga preocupaciones e inquietudes legítimas sobre el funcionamiento interno de la Universidad, incluso puede que tenga algún agravio legítimo sobre la gestión de Henao, o con alguien más dentro del cuerpo docente; sin embargo, él debería haber sabido que este no era el momento — estoy seguro de que cualquiera que fuera su reclamo podía esperar a que la artimaña de Montealegre no estuviera al acecho, porque terminaría siendo instrumentalizada para que este vengue su insaciable voracidad.

¡Externadistas en guardia!


Por supuesto, el doctor Henao no está solo, y difícilmente soy el primero en señalar que la treta de Montealegre es un grosero abuso de los instrumentos democráticos y jurídicos para poner a cargo a un Rector que sí le pague como 'investigador' la ambiciosa cifra que al exfiscal tolimense le salga de las narices, e igual le da por cobrar retroactivamente los años de ego magullado porque alguien tuvo los pantalones de decirle que no. Querer una universidad que le desembolse millonadas a su antojo no es exactamente lo que ningún externadista que se respete entendería como una preocupación legítima por la Universidad — no es más que sabotear y entorpecer el buen funcionamiento como parte de una pataleta épica y un ajuste de cuentas.

El profesor de derecho constitucional Gonzalo Ramírez Cleves escribió en su blog Iureamicorum una Carta abierta al Rector Juan Carlos Henao en la que le manifiesta su apoyo y lo felicita por su labor:

Doctor Juan Carlos Henao, agradezco personalmente todo su empeño que ha tenido durante estos años como Rector. Tuve la fortuna de tenerlo como jefe en la Corte Constitucional, y conozco su energía inagotable, su creatividad, y la búsqueda del mejoramiento constante a través del esfuerzo y la disciplina que son principios heredados del maestro Hinestrosa. En estos años de su rectorado me he dado cuenta que la Universidad ha crecido, se ha diversificado y ampliado no solo en su campus físico, sino en el pluralismo y la diversidad de sus estudiantes.

Sé que su labor no ha sido nada fácil, reemplazar al rector histórico no era una tarea sencilla, pero lo ha hecho bien. Ha sido un rector de estos tiempos, en donde los estudiantes aprecian su sencillez, su originalidad y su franqueza. Les habla directo, los apremia a seguir con disciplina sus estudios, sin que abandonen su espíritu joven. La universidad ha mejorado en la internacionalización, en que se le de importancia a otras carreras que no sea solo derecho, en la investigación y el bienestar de los estudiantes y el personal administrativo.

Sea esta una oportunidad para agradecerle a usted y a las directivas por lo logrado. Quedan muchas cosas por hacer, el camino siempre sigue, pero creo que su labor ha sido muy importante para nuestra institución porque la ha enriquecido en el continuismo ascendente que tomó como lema. Creo que este lema, que muestra que lo que usted está haciendo es solo seguir los pasos del maestro Hinestrosa en el camino que dejó labrado, describe su modestia en este trasegar conjunto que es dirigir una universidad como la nuestra.

Un gran abrazo querido Rector. Adelante y a continuar ascendiendo para que el Externado siga siendo la casa de la libertad y la tolerancia que nos dejaron nuestros predecesores como legado.

(Full disclosure: el doctor Gonzalo Ramírez Cleves fue mi profesor de II de Derecho Constitucional, pues tuve la fortuna de que el entonces titular de la cátedra, el crédulo Mario Iguarán, estaba muy ocupado dándole acceso a información confidencial, sueldo y carro oficial de la Fiscalía al charlatán Armando Martí.)

Guillermo Cáez Gómez, litigante y columnista de La República dedicó su reciente columna al burdo embate de Montealegre, titulándola aptamente Externadistas: ¡en guardia!:

Sí, el Externado es de los externadistas, pero no de externadistas como usted, señor Montealegre, que ha ido en contra de los principios y valores que nos fueron inculcados a quienes tuvimos el privilegio de ser miembros de la institución: la institucionalidad no está sola y estamos todos los externadistas, que lo consideramos a usted un activo tóxico de la universidad, en guardia para defender lo que ha sido el estandarte de la estabilidad educativa.

Lo que usted llama “continuismo ascendente” no es otra cosa que el trabajo de 50 años de quien fuera su maestro -quien, de seguro, lo declararía externadista no grato si viviera- y que ha permitido a la Universidad Externado de Colombia mantener un gran prestigio en su calidad educativa, lo que ha hecho apetecibles los profesionales egresados de esa alma máter por la formación recibida, producto de las políticas educativas que han permanecido en el tiempo con mucho éxito.

Hoy califica de nefasto el “continuismo ascendente”, pero cuando se benefició de él, Montealegre no tuvo reparo alguno. El ataque sicarial que está pretendiendo perpetrar al Externado, bajo la trinchera de la falta de garantías, no es más que la confirmación de su calidad como ser humano, la cual privilegia sus intereses personales sobre la institución que lo acogió, protegió y puso en la mira, impulsando su carrera como investigador jurídico. Es curioso que en su mandato como fiscal general, cuando poco o nada se respetaron las garantías -salvo las de Palacino-, hoy Montealegre y su coequipero Perdomo aleguen no tenerlas, solo con el pretexto de atravesarse en la reelección del rector Juan Carlos Henao (quien, como en toda elección, tiene sus partidarios y contradictores). Todos hoy estamos unidos en pro de defender de su burdo ataque tanto al Consejo Directivo como al actual rector.

Yo matizaría la parte de los valores inculcados, pues en el Externado siempre tuvimos claro que la ética se aprende en la casa. Si en la casa Montealegre enseñan que está bien vivir de gorra gastando a raudales el dinero de los demás, no hay una cantidad de años de estudio en el Externado que vayan a arreglar eso. Por eso en el Externado no hay clases de ética, porque no se puede arreglar lo que viene atrofiado desde el principio.

En redes sociales, la comunidad externadista ha salido en defensa de la Universidad y de la gestión de Henao. En Twitter, por ejemplo, ronda un video de Henao en el que da la bienvenida al argumento, el debate y la polémica en la Universidad, porque por eso se caracteriza el Externado:



O esta respuesta a Osuna y Bejarano, cuando en vez de aportar argumentos para sustentar su postura, salen con que les están haciendo ataques personales:



Aunque no todos lo usan, el hashtag es #ElExternadoSeRespeta.

Continuismo ascendente


Durante la mayor parte de mi carrera (los primeros años de Derecho y luego, cuando transferí a Comunicación Social—Periodismo), el rector fue el doctor Fernando Hinestrosa, quien falleció cuando yo hacía el último semestre, que era la práctica. Hasta entonces, la única referencia que tenía de Juan Carlos Henao era la admiración que expresaba mi papá de que el tipo debía ser tan extraordinariamente bueno en lo suyo para que el prólogo de su libro sobre el daño hubiera sido escrito por el maestro Hinestrosa.

En su momento, me pareció que Henao era la mejor opción para suceder a Hinestrosa en la Rectoría, y en mi opinión su gestión ha estado a la altura de las expectativas. Su trayectoria es ejemplar, su filosofía de vida personifica el respeto por las libertades, y esto queda puesto de manifiesto con su homenaje al radicalismo del siglo XIX que plasma cada vez que le sueltan una pluma.

Bajo su dirección, muchas, muchísimas cosas han mejorado — y, aunque no le haga justicia a todo lo que ha conseguido Henao, nombraré unas cuantas. Las más llamativas para mí han sido la acreditación académica de la Facultad de Comunicación Social por parte Consejo Latinoamericano de Acreditación de la Educación en Periodismo (CLAEP) de la SIP y la inauguración de los primeros baños mixtos en una universidad en Colombia, una medida incluyente que ayuda principalmente a reducir la discriminación contra la población trans.

La página web también ha atravesado un rediseño importante que la hace muchísimo más user-friendly; la internacionalización ha pegado un salto importante, el Externado está consolidando su liderazgo en las 'ciencias' sociales; y acabamos de estrenar dos nuevos edificios, "Espacios para la libertad", con los que se duplica el tamaño de la que hasta ahora era la planta física del campus.

Por supuesto, no todo es perfecto y siempre hay espacio para la mejoría que —ohh, la ironía quema— es precisamente en lo que consiste el lema del continuismo ascendente de Henao que tanto sarpullido le genera a Montealegre. En particular, creo que Henao fue excesivamente entusiasta en la participación que tuvo la Universidad en el proceso de 'paz'; es algo en lo que estoy en desacuerdo con él pero, tal como lo enseñan en el Externado, ahí está la gracia: en poder discrepar con argumentos y sin convertir en mi archienemigo a todo el que no piense como yo en absolutamente todos y cada uno de los temas.

El Externado va bien, y confío en que siga mejorando. Nunca faltará el ataque rastrero del garoso de turno al que le da pereza ponerse el mono y empezar a trabajar; no sé si este sea el primero, aunque casi con seguridad no será el último — y lo que soy yo, siempre estaré en guardia para defender mi casa de estudios.

(imagen: Universidad Externado de Colombia)

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Publicado en De Avanzada por David Osorio

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